Se está hablando mucho en la actualidad sobre el daño que causa el anonimato en las redes sociales, bajo el que se amparan amenazas (incluso de muerte), acoso, pedofilia, fraude de subasta o con tarjeta de crédito, suplantación de identidad y otros delitos que quedan impunes porque, en la mayor parte de las ocasiones, resulta todavía difícil saber quién se esconde detrás de un pseudónimo o de una cuenta determinada, de ahí que sea muy difícil acabar con los abusos del anonimato en redes sociales.

Todo ello, sin desdeñar la labor de los llamados cíborgs. Estos han sofisticado tanto los tweets, que cuesta mucho distinguir si hay un robot o una persona real detrás de los mismos. La intoxicación en las redes de información falsa y masiva intentando desconcertar a la gente, sembrar dudas y destruir la posibilidad de que internet sea un espacio democrático supone un reto para el actual sistema socio-político, donde se ha sabido que los propios políticos han echado mano de esos recursos.

¿Son tan graves los delitos en internet?

Los datos sobre el daño que se está causando a través de medios electrónicos son muy reveladores, sobretodo en las redes sociales, que es donde se comete el 81% de los delitos en internet, principalmente en Facebook y en Twitter.

Por mencionar algunos de ellos, la ONU estima que 750.000 pedófilos están siempre conectados a internet y, los casos de suicidio entre adolescentes que sufren ciberacoso están en aumento.  Casos como el de Amanda Todd, la canadiense de 15 años que se quitó la vida tras sufrir ciberacoso a raíz de un caso de sexcasting, no suponen un hecho aislado.

Y si queremos cuantificarlo más, el 33% de todos los crímenes sexuales que empezaron en internet, fueron a través de las redes sociales. El 50% de todos los crímenes sexuales contra un menor, los culpables obtuvieron información y/o fotografías de la víctima a través de su perfil en una red social. No olvidemos que más del 25% de los usuarios de Facebook en 2010 eran ya menores de 10 años.

Las nuevas plataformas online como Cabify o Airbnb tampoco han conseguido dar la confianza necesaria, ya que no se contrasta la identidad de los propietarios o conductores para saber si son fiables. De hecho, hace poco oíamos casos de mujeres violadas a manos de conductores de Cabify o por anfitriones de algún piso de Airbnb.

Internet, ¿ese gran demonio?

El problema, por desgracia, no es internet. Sino los comportamientos de determinadas personas. Y es por este motivo que necesitamos, con urgencia y más que nunca, que Facebook, Twitter, Instagram y, en general, todas las redes sociales y grandes plataformas se unan y pongan en marcha mecanismos que faciliten la identidad real de cada usuario, con efecto delictivo disuasorio y que ofrezca la posibilidad de atajar de raíz problemas como los mencionados anteriormente.

Asimismo, y a medida que las redes sociales y las grandes plataformas como Facebook o Amazon se van introduciendo en entornos financieros, deberán también cumplir con las exigencias regulatorias y generar confianza en un marco legal y seguro. Los ciberdelitos de tipo financiero (spam, smishing, phishing, pharming) podrían evitarse, en gran medida, si cada persona, cada perfil creado, tuviera una identidad real y contrastada detrás. No importan los nombres ficticios o los pseudónimos, lo relevante es que se pueda echar mano de la persona que está detrás si hubiera algún problema legal, para generar confianza y fomentar las transacciones.

Presión desde los gobiernos, pero, ¿hay alguna solución viable para el anonimato en las redes sociales?

Los gobiernos están comenzando a hacer presión en ese sentido, pero, hasta ahora, nadie ha dado con la clave de cómo atajar el asunto de los abusos cometidos bajo el anonimato, garantizando a su vez la privacidad y la intimidad de las personas, de forma que se siga favoreciendo el correcto uso de internet y las redes sociales como forma de comunicación y democratización.

Cada vez se van dando más pasos para identificar a las personas que están detrás de cada perfil, por ejemplo, Facebook insiste mucho sobre el número de móvil al que quieres ligar tu cuenta, pero no sirve para realmente saber quién se esconde detrás y tener la certeza que es quien dice ser. Muchos delitos siguen quedando impunes y será necesario adaptarse a un nuevo sistema que garantice los derechos y libertades fundamentales.

WeChat ID, la mayor red social de China con 889 millones de usuarios y que ofrece múltiples servicios (mensajería instantánea como Whatsapp, un muro con noticias de los amigos al estilo de Facebook, la posibilidad de conocer a gente nueva como Tinder y también la de realizar pagos), ahora ha dado el gran salto con una tarjeta de identificación virtual.

Esta tarjeta tiene la misma validez de un documento físico y permitirá a los ciudadanos chinos utilizar WeChat ID en vez de su documento nacional de identidad para todo tipo de gestiones. Se trata de un proyecto piloto en colaboración con Ministerio de Seguridad Pública que, de momento, está teniendo muy buena acogida, y que si todo marcha como previsto, se extenderá por toda China.

No obstante, todavía a día de hoy, 1 de cada 5 adultos conectados a internet, denuncia ser víctima de algún tipo de cibercrimen. Es más, más de un millón de personas son nuevas víctimas del cibercrimen cada día. Su coste financiero es más grande que el mercado negro de la cocaína, la heroína y la marihuana junto.

La video identificación como solución para acabar con los abusos del anonimato

Gracias a la Inteligencia Artificial y al Machine Learning, existe una herramienta capaz de generar confianza y otorgar esa seguridad tan necesaria, contrastando a su vez los datos con las listas negras disponibles. Identificándote con tu rostro y tu documento de identidad, sea del país que sea, es posible hacerlo con las máximas garantías legales y técnicas. Tu intimidad no se verá vulnerada de ningún modo, puesto que los datos están custodiados por un tercero independiente que garantiza que tus datos no van a ser utilizados para otros fines ni vendidos a ninguna empresa. Tan solo serán custodiados con las máximas seguridades posibles, para poder, si fuera estrictamente necesario y por temas delictivos, recuperar esa identidad para poner cara y nombre al presunto culpable.

Si bien, a corto plazo, un nuevo sistema en el que cada usuario tenga que identificarse en línea a través de su rostro y su documento de identidad, creará fricciones, a largo plazo, ese mecanismo, que te identifica en cuestión de segundos, generará un entorno de confianza y legalidad sin precedentes, en el que internet, tal y como lo conocemos ahora mismo, desaparecerá y resurgirá más fuerte y útil que nunca. Existen diversas formas de identificación con las garantías necesarias, pero la video identificación es la única universal, ya que puede realizarse desde cualquier dispositivo que tenga una cámara y a cualquier persona que tenga un documento de identidad o pasaporte, por lo que el alcance es ilimitado.

Aumentará la seguridad para las nuevas vías de negocio que todavía están por explotar, sin poner en riesgo a los ciudadanos, generará confianza y creará un entorno seguro contra los posibles delitos de odio y, finalmente, todo ello nos llevará, sin duda, a una democratización de internet sin precedentes en la historia.